Nunca se sabe qué conversaciones pueden surgir cuando te pones en remojo. Y si tienes 3 años para 4, aún menos…
– Mamá, ¿quién ha hecho el mundo?
– ¿Tú quién crees que lo ha hecho? -ésta es una pregunta muy útil que circula entre padres y madres para cuando no sabes qué responder-.
– Yo creo que tú y Papá.
– ¿Y qué te parece cómo nos ha quedado?
– ¿Eh? ¿Lo habéis hecho vosotros? -Ella sabe que no, buena señal-
– Mira esta cesta… ¿quieres comprar en mi mercado?
– Sí, claro -respondo mientras anoto en el ordenador, que me había llevado al baño para enviar un email, antes de saber que la conversación iba a tomar estos derroteros. Compro un trozo de pizza irreal y pasamos a otro tema-.
– Mamá, nos tenemos que cambiar de casa y nos llevaremos la bañera y lo de los Reyes y todo.
– ¿Te quieres cambiar de casa?
– Es que se volverá vieja.
– Pero la podemos arreglar.
– Mamá, ¿quién ha hecho esta casa? ¿Tú y papa?
– En realidad no, y el mundo tampoco -por si acaso, quede dicho-.
Nada que añadir.